En el último módulo hablamos de cómo debemos pensar en nuestros lectores al crear un texto. Nuestras mentes no son ordenadas. Los pensamientos e ideas surgen y desaparecen de nuevo. El texto no puede ser como nuestras cabezas. Tiene que ser ordenado, para que el lector pueda seguir nuestro hilo. Para facilitar esto, clasificamos nuestro texto en géneros, como hablamos en el último módulo. Dentro del texto tenemos dos maneras de ordenar las partes del texto: cronológicamente (en el orden en que ocurrieron los hechos) o temáticamente (elementos que van juntos porque tratan sobre el mismo tema).
En este módulo practicaremos en especial cómo escribir un informe. Un informe puede ser muy simple o muy complicado. Puede ser una entrada de media página en un registro, o puede ser un documento político de 300 páginas. Si sabes cómo escribir un buen informe, puedes aprender a escribir casi todo.
 
Orden cronológico
Aprendimos a estructurar un texto en el orden en que todo sucedía cuando éramos niños y escuchábamos los cuentos de hadas. Los cuentos de hadas y los libros infantiles cuentan la historia en el orden en que suceden los acontecimientos. Podemos usar esta técnica cuando escribimos sobre los acontecimientos. Describir los elementos (como los sucesos o los comentarios) en el orden en que aparecen es la forma más fácil de estructurar un texto. Un ejemplo claro es la vida laboral donde escribimos textos cronológicos, son los informes y las actas de las reuniones.
Los informes y actas de reuniones no son exactamente como los cuentos de hadas, por supuesto. Tienen una estructura formal donde se utiliza más de un criterio para la estructura. Pero comencemos con calma.
 

Pero el orden cronológico no es tan fácil como eso. Si prestas atención, te darías cuenta de que un elemento aparece en el «lugar equivocado». El interruptor de la máquina se rompió antes de todos los incidentes descritos en el informe. Pero no llamó la atención del escritor antes del incendio. A menudo es así. Conocemos las consecuencias o los efectos antes de conocer la causa. Aquí el interruptor de la llave es la causa y el fuego es la consecuencia.
El efecto o consecuencia siempre ocurre después de la causa, pero debemos ser muy conscientes de que el orden cronológico no es suficiente para determinar la causa.
Un ejemplo: «Empezó a llover; los niños corrieron hacia el edificio de la escuela». Tal vez los niños corrieron adentro para evitar mojarse, tal vez fue sólo el final de su descanso. Necesitamos investigar más para estar seguros. Cuando escribimos, a menudo empezamos con la consecuencia seguida de la causa y un «porque», como este: «Los niños corrieron hacia la escuela porque empezó a llover». Ahora el lector sabe que corrieron como consecuencia de la lluvia.
 

Ahora que hemos practicado la cronología y la causalidad, avanzamos un paso más y vemos la estructura formal de un informe.
Usaremos el accidente del incendio como un ejemplo. Es el día siguiente, y el gerente se toma un tiempo para escribir un informe más formal.

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Otro tipo de texto que tiene una estructura muy clara es el currículum vitae. Cuando nos presentamos y presentamos nuestra experiencia, agrupamos diferentes tipos de información, como la personal, la de educación y la de trabajo. Luego usamos la cronología dentro del mismo grupo. Lee este ejemplo primero: